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NUESTRA OPINION

El cristiano sabe cuál es el origen del hombre y del Universo: Dios lo ha creado todo, creó en Universo y creó al hombre infundiéndole un alma espiritual e inmortal. Dios, en su admirable sabiduría, ha dado al mundo unas leyes naturales que incluyen la evolución biológica. De este modo Dios es el creador de todos los seres vivos. Por su cuerpo, el hombre se asemeja a los animales; pero por su espíritu, el hombre se eleva infinitamente por encima de todos los demás seres del Universo y así lo señala en la La Biblia. El Génesis”, en su capítulo I, primer versículo, “Bereshit bara Elhoim…”, es decir: “Al principio creó Dios el Cielo y la Tierra…” y nos enseña que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza y que lo puso a cargo de la creación entera. Al igual que en el cristianismo, el resto de las religiones consideran que su dios es el creador absoluto del universo.
El modelo científico actualmente aceptado para la evolución está basado en las teorías de DARWIN Y WALLACE que pueden ser resumidas en los siguientes postulados:
• Los organismos producen mucha descendencia.
• En cada generación hay mucha variedad en los caracteres que presenta la descendencia.
• Algunas variaciones son heredables.
• El ambiente condiciona las posibilidades de supervivencia (y por tanto las de dejar descendencia) de los organismos.
La teoría neodarwinista surgió hace unos 50 años e intenta explicar cómo se producen los cambios en la descendencia y cómo se transmiten de generación en generación y los desarrolla de la siguiente forma:
• Los cambios de caracteres en un individuo se producen por modificaciones de su ADN. Estas alteraciones del ADN reciben el nombre de mutaciones.
• Las mutaciones se producen siempre al azar.
• Como el ADN contiene la información genética, estos cambios producidos al azar se transmiten hereditariamente.
La mayor parte de las especies actuales no vivían en el pasado, y es probable que el número de especies existentes en el planeta haya sido muy diferente en las diferentes eras geológicas. Estas son las pruebas de la evolución de las especies:
• Los fósiles (pruebas paleontológicas)
• La anatomía (pruebas anatómicas)
• La distribución de los organismos (pruebas biogeográficas)
• El desarrollo embrionario ( pruebas embriológicas)
• Composición de los seres vivos (pruebas bioquímicas)
El modelo físico actual acepta para el origen del universo la teoría del Big Bang, literalmente gran estallido y que de forma muy resumida podríamos definir como el momento en que de la "nada" emerge toda la materia, es decir, el origen del Universo. La materia, hasta ese momento, es un punto de densidad infinita, que en un momento dado "explota" generando la expansión de la materia en todas las direcciones y creando lo que conocemos como nuestro Universo.Inmediatamente después del momento de la "explosión", cada partícula de materia comenzó a alejarse muy rápidamente una de otra, de la misma manera que al inflar un globo éste va ocupando más espacio expandiendo su superficie.
Separar pues religión y ciencia no ha resultado fácil a lo largo de la historia a pesar de que algunos de los grandes avances científicos se produjeron por personas religiosas como Copérnico, Newton, Lemaître y el mismo Galileo, que no mezclaron su fe en sus realizaciones como científicos.
Los descubrimientos hasta ahora demostrados científicamente probablemente no serán sometidos a discusiones absurdas que no aportan nada al conocimiento científico. Cuando faltan las evidencias experimentales, un diálogo de buena voluntad, aún manteniéndose desde diferente ideología o creencias, solo permite la exposición respetuosa de cada punto de vista. No debe extrañar entonces que en el denominado "diálogo- debate entre ciencia y fe", puedan existir opiniones distintas y discordantes. Muchas de estas opiniones son sencillamente eso, solo opiniones en muchas ocasiones vulgarizadas y que a veces tienen mayor difusión en los medios de comunicación masivos, para colmo de males en nuestra sociedad. Con toda seguridad, cuando existe una demostración experimental y medie la sensatez se acaban los desacuerdos.
Nos gustaría no obstante reseñar que la Iglesia no vive ajena a la evolución que han tomado estos conceptos y desde el año 1603 existe la “Academia Pontificia de las Ciencias” que tiene como objetivo la promoción de los avances de la matemática, física y ciencias naturales, y los relacionados con el estudio de las cuestiones epistemológicas. La Academia es un órgano independiente dentro de la Santa Sede y disfruta de la libertad de investigación organizando sus propias actividades de manera autónoma y ha contado entre sus miembros a varios premios Nóbel de distintas materias relacionadas con la ciencia.
Consideramos que los avances científicos y tecnológicos surgidos en ciencias como la genética y la biología molecular o la física y la astronomía entre otras ayudarán a perfeccionar estas teorías, incluso a establecer nuevos modelos basados en la evidencia científica, desentrañando muchas de las cuestiones que aún quedan por explicar y abriendo puertas a futuros horizontes.

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